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Artículo de Opinión: Razones económicas del magnicidio frustrado



El magnicidio frustrado contra el Presidente Nicolás Maduro es una canallada desde todo punto de vista y es la respuesta natural de los terroristas político-económicos, quienes sin ninguna razón para el arrepentimiento (porque no se les ha aplicado la justicia), han insistido por diversas vías, en derrocarlo, incluso apelando al expediente de la muerte, tal y como ya lo habían hecho contra Danilo Anderson, Robert Serra, Eliécer Otaiza, Sabino Romero, contra los 43 ciudadanos del año dos mil trece (2013), los más de ciento cuarenta (140) del dos mil catorce (2014)  y más de ciento setenta del año dos mil diecisiete (2017), los campesinos y el constituyentista asesinados en lo que va del año dos mil dieciocho (2018), todos hijos anónimos del Pueblo, sin olvidar la muerte del Comandante Hugo Chávez, de manera sofisticada, con el uso de la nanociencia al servicio de la liquidación del enemigo político, tal y como la practican de manera más prolongada y exitosa, el gobierno estadounidense, luego de que Barack Husseín Obama, l endo9rracista, financiara el desarrollo de la nanociencia con fines terroristas y la aplicara en peligros inusuales para los fines imperiales.

Esta vez, con explosivos C4, dirigidos con drones, uno como carnada o distractor y el otro para el objetivo del magnicidio, decidieron liquidar al Presidente Nicolás Maduro, en una Crónica de una muerte anunciada (valga en el cabalgamiento garcíamarquiano), tanto por Juan Manuel Santos, como por su dueño, el pornopuritano retroconservador, Donald Trump y activistas de la derecha extrema venezolana, como María Machado, Julio Borges y otros, para alcanzar su objetivo: el económico como principal determinación inmediata y pese a que no están en juego las bases fundamentales del capitalismo, sino los intereses particulares de su orden establecido.

Resulta que con el anuncio de las medidas económicas, unas en avance y otras a entrar en vigencia, Nicolás Maduro, por primera vez, puso en jaque el orden económico establecido, en relación con los intereses del gobierno imperial estadounidense, de la colonia colombiana y su narcoestado, además de los de la parasitaria burguesía venezolana.

Ahora bien, esto no significa que el tocar dichos intereses signifique que el socialismo bolivariano del siglo XXI estuviese poniendo en peligro al capitalismo o que en Venezuela dichas medidas estuviesen cambiando las relaciones sociales de producción capitalistas.

Pero, el descalabro económico de las tres grandes asientos del capital, pueden dar paso a otros capitales y, podrían servir de base suficiente y cómoda, para que desde allí, los venezolanos construyésemos un nuevo orden económico, desde unas nuevas relaciones sociales de producción, abriendo una gran brecha hacia la construcción del socialismo, pese a que, no con poca pena, hemos de reconocer que muchos de los funcionarios del gobierno nacional, regional y municipal, dentro del chavismo, no saben qué es el socialismo y no saben, ni teórica, ni de manera práctica diferenciar una política socialista de otra de carácter capitalista, más allá de alguna frase manida o una resabiada consigna, como tampoco podemos hacernos ilusiones de que nuestros tecnócratas y profesionales universitarios, en su mayoría contribuyan a impulsar una política económica socialista, porque en su formación académico-profesional aprendieron la ciencia y la técnica al servicio del Estado burgués y dentro de la lógica del capitalismo, lo que nos lleva a concluir que nadie puede construir lo que desconoce, ni siquiera por emulación, porque, entonces, los errores serían peores que la enfermedad.

Así tenemos, que aunque las consignas emancipadas estén en nuestras bocas y estemos indignados por el atentado contra Nicolás Maduro, muchos no saben la razón de fondo por la cual el imperio estadounidense, el gobierno colombiano y la burguesía venezolana están tan interesados por sacarlo del paso, asesinándolo, o ablandándolo, para que siga en el curso del orden prestablecido.

No lo saben muchos de los cuadros fundamentales de la revolución chavista, porque; los unos detestan leer y menosprecian el conocimiento científico; otros exaltan la cientificidad en los términos del gran capital y de sus supuestas “leyes naturales del mercado”, que no son tales y la mayoría son unos pragmáticos audaces, que piensan la política como un mero ejercicio de hegemonía, con fraseología socialista y prácticas capitalistas.

Ejemplos prácticos hay muchos, en los que se evidencia que la mayoría no ha leído nunca y desestima: El Plan de la Patria que nos legó el Comandante Hugo Chávez, al mismo tiempo que pontifican de economía para enfrentar el terrorismo económico, cayendo en las trampas de banqueros, mercachifles y de Fedecámaras-Venamcham, enredados y desconocedores de la economía política, porque para ellos, por ejemplo, es anacrónico leer los Grundrisses o los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política y El Capital. Son algo así, como unos católicos que ni siquiera conocen el catecismo y sus bases dogmáticas, de su moral y su culto. Pero, saben organizar marchas y pontificarle sobre el qué hacer, al sabio Pueblo trabajador y al campesinado.

Es por ello que en este atolladero económico en el que nos encontramos, estamos enfrentados, teóricamente y a coñazo limpio entre venezolanos, los de la derecha y los de la izquierda, incluso, entre supuestos camaradas, porque, en la ignorancia supina, hay quienes esgrimen argumentos del “libre mercado” que ni el imperio estadounidense se cree; otros sentencian erráticamente que “el control de cambio es socialista”, cuando eso no pasa de ser una mera medida de protección inventada dentro del capitalismo contra los “capitales golondrina” en su sempiterno reacomodo; otros desde una noción primitiva de la economía política, esgrimen que “saldremos de la crisis económica, produciendo”, algo así, como inventando el agua tibia, pero con la miopía de que ninguna producción en sí misma no genera riqueza nacional, ni impulsa el desarrollo de ninguna nación, si no está articulada a otras determinaciones que, aunque subalternas en relación con lo fundamental, en un determinado momento, son las principales, sobre todo, en un mundo en el que la globalización y la tecnociencia son los principales vehículos de la nueva economía que se ha impuesto, es decir, la economía financiero-especulativa.

Y no faltan los que, desde la carpetica vieja del profesor que aprendió a enseñar sobre la economía del capitalismo,  también aprendieron (ignorancia aprendida) que el Producto Interno Bruto (PIB) es una magnitud macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un período, que por lo general, es medido anualmente, olvidando que, por ejemplo, el del imperio estadounidense, aunque en cifras se muestre por encima del resto de América y Europa, no se corresponde con la población, ni su crecimiento económico es un necesario indicador de riqueza productiva nacional, sino que es producto, de un proceso voraz y criminal de acumulación de riqueza concentrada en muy pocas manos, que se esconden en transnacionales anónimas.

Otra contradicción con la ética guerrerista del modelo que muchos pretenden  mostrar como estandarte, podemos apreciarla en que el mayor índice de producción de EEUU es el de la industria  armamentista, seguido por el automotriz, mientras que la agricultura está en tercer orden, con la agricultura de transgénicos, la que tampoco abastece el mercado nacional.

Y de los dividendos que genera el PIB estadounidense, un gran porcentaje, entre el 0.3 y el 0.4%  del PIB  es invertido en la carrera espacial, que va a la NASA con fines expansionistas, pese  a que EEUU es considerado  el país con la primera economía del mundo en cuanto al PIB, con un crecimiento como el del primer trimestre de 2018, que fue de 4.059.571 millones de euros.

Y el resto de las miserias económicas en el seno de la sociedad estadounidense, las podemos leer descritas por otro miserable de la economía e inversionista en golpes de estados, George Soros, en su libro La crisis del capitalismo global: la sociedad abierta en peligro, en el que se exponen las burbujas financieras de EEUU, con su mercado inmobiliario y los bancos quebrados y el negocio de las tres principales calificadoras de riesgo-país.

Y, ¿cómo se puede entender una economía sana y próspera en donde hay  un índice de pobreza tan elevado en EEUU, por encima del 14.3% de la población estadounidense, es decir, unos cuarenta y tres millones (43 millones de personas), cifras que bien pueden ser cotejadas o comparadas con la República Bolivariana de Venezuela u otras naciones del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar.

Por lo antes expuesto y en consideración de que es Nicolás Maduro quien ha expuesto su pellejo como riesgo de que lo asesinen, además del Pueblo, que somos los asalariados, los que hemos pagado con miseria y hambre todas maniobras económico-financieras como arma política en Venezuela, podemos advertir que, por ejemplo, los campesinos de Mérida, Portuguesa, Barinas, Trujillo, Táchira, Lara y Monagas, aunque produzcan arrechamente y generen excedentes de producción en café, éstos siguen siendo pobres y miserabilizados al detal, porque la producción no está protegida, sino que sale hacia Colombia, en donde nos imponen precios internacionales a la producción, que ellos utilizan para cubrir su insuficiente producción que como esclavos del ALCA deben poner en suelo estadounidense a precios de gallina flaca.

Y así como sucede con el café, igual está sucediendo con otros rubros y productos, tanto, como se perfila con la producción de petróleo, de la que no sólo basta con llenarnos la boca implorando que se aumente la producción, sino que hay que aumentarla al mismo tiempo que deslastrándonos de camisas de fuerza comerciales y de mentiras aprendidas, como la genialidad de Juan Pablo Pérez Alfonzo, quien no fue otro que un burdo instrumento del imperio estadounidense para meter a Venezuela y otros países productores en el adocenamiento que representó la OPEP desde su fundación, hasta que, en varios ciclos, en 1999, en el 2017 y ahora, en el 2018, se está empezando a desembarazar, en alianza con los países productores No-OPEP.

Si de lo anterior expuesto empezamos a percatarnos, podríamos darnos cuenta del tipo de peligro que el Presidente Nicolás Maduro representa:

1. Para los intereses del gobierno imperial estadounidense, por cuanto al impulsar la criptomoneda, el Petro, con sustento económico y de riqueza mineral real, como el petróleo, además anclando el Bolívar Soberano al precio del barril de petróleo venezolano por la vía del Petro, se abren varios precedentes, entre los que destacan; la no exclusividad del dólar estadounidense como moneda de transacción; la evasión limpia de los boicots económicos y retaliaciones estadounidenses mal llamadas “sanciones”; amén de que estos ejemplos están siendo replicados por otros países y gobiernos del mundo;
2. Para los intereses del narcogobierno colombiano; al tener ellos reservas probadas sólo para dos años, lo que significa que necesitan seguir impulsando el contrabando de gasolina  de Venezuela hacia Colombia, que quedará frustrado si Venezuela aplica precios internacionales y da el subsidio sólo a los venezolanos que han reportado su vehículo; al dejarle el gobierno venezolano toda esa masa de billetes venezolanos en suelo colombiano, que fue sacado por toneladas, de manera fraudulenta y que sólo servirá para empapelar casas o utilizar el papel para fabricar dólares falsos, que a la larga, sólo afectará la economía estadounidense y; la imposibilidad del gobierno colombiano y del narcotráfico como Poder Estatal, de poder cubrir las necesidades primarias de alimentación, vestido, productos e insumos de todo tipo, para el Departamento de Santander, toda vez que desde Venezuela se cierren los pasos fronterizos, el comercio y el trasiego hacia Colombia; y la devaluación del Peso colombiano frente al Bolívar Soberano, a partir del próximo veinte de agosto del dos mil dieciocho (20/08/2018), gracias a Juan Manuel Santos y a la política guerrerista que continúa su sucesor, Iván Duque, en detrimento de la producción y la economía colombiana.
3. Para la derecha burguesa criolla venezolana, la única y gran beneficiaria del control de cambio que no controló nada y la que debe empezar, desde ya, a producir y adquirir sus dólares, si además de la derogación de la Ley de Ilícitos Cambiarios que aprobó la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Nicolás Maduro elimina toda entrega de divisas al sector privado con tasas preferenciales, además de estimular la inversión extranjera con las exoneraciones impositivas a la importación, como acaba de entrar en vigencia.

Y todavía hay quien duda acerca del peligro que representa Nicolás Maduro para la tríada maldita de la economía.

Dr. Luis Pino
@l2pino2