En sus propias viviendas, los
merideños Álvaro Trejo, Freddy Rojas y Julio Díaz, junto a otros integrantes de
la comunidad La Pueblita, en la parroquia Arias, del municipio Libertador de
Mérida, impulsan con el Invernadero Escuela La Pueblita una iniciativa
agroecológica con sentido social y humano.
"Tenemos cinco años
capacitándonos en la agricultura bajo techo, urbana y orgánica. Hemos recibido
capacitación de parte de la Corporación de los Andes (Corpoandes) y hemos
avanzado por fases", explicó Freddy Rojas, quien se autodefine como
agricultor urbano.
Precisó que el primer paso fue
aprender a construir la casa de cultivo, un conocimiento tan importante como el
de producir los abonos orgánicos, seleccionar la semilla y hacer los semilleros.
La casa para el cultivo tiene
60 metros cuadrados, de allí pasaron a hacer los semilleros y a preparar
plántulas de tomates, lo que permitió una producción inicial de 1.500 kilos de
tomate manzano.
"Eso se vendió aquí mismo
en la comunidad, esa es la meta, prepararnos y capacitar a la gente de la
comunidad y que los rubros que aquí se cosechen sean vendidos a los mismos
vecinos de La Pueblita", refirió.
De manera paralela, la escuela
ha fabricado mesas de cultivo susceptibles de ser utilizadas en garajes, donde
se puede cosechar cilantro, acelgas, lechuga, cebollín y cebollas, entre otros,
siempre que se tenga buen sustrato, agua, luz y los cuidados que corresponden.
Rojas comentó que en una casa
de cultivo de 1.000 metros cuadrados se puede producir lo que en terreno
abierto se produce en una hectárea (10.000 metros cuadrados).
"Esto significa: menos
intervención de la tierra, menos contaminación, menos mano de obra, es más
sencilla la aplicación de biocontroladores de plaga. Nosotros somos campesinos
por naturaleza, pero no teníamos esta capacitación técnica", destacó.
Agricultura con sentido social
El invernadero escuela dicta
cursos según los lapsos de producción de hortalizas por períodos de dos y seis
meses y enseña la rotación de cultivos con una metodología práctica centrada en
el "Aprender haciendo".
"Es muy bueno que uno
produzca las hortalizas que consume a diario, como el cilantro, el cebollín, la
acelga, la lechuga, el tomate o el pimentón, es una experiencia que nosotros
queremos transmitirle a las comunidades", expresó Rojas, quien destacó el
sentido solidario, comunitario, humano y social que promueven con la producción
de alimentos.
Los cursos del invernadero
escuela son dictados los sábados por la tarde y los domingos desde tempranas
horas de la mañana, lo que facilita a la colectividad acceder a la experiencia
y conocimientos del cultivo bajo techo, fuera de sus horarios y jornadas
laborales.
"La enseñanza que se da
es gratis, sólo que hacemos entre todos 'una vaca' para el refrigerio o para
pagar gastos de transporte. Esto ha sido a través de la autogestión. Por
ejemplo, tenemos la experiencia de haber construido un invernadero de 1.400
metros cuadrados para la comunidad, con recursos propios", precisó, en
alusión a la labor comunal que cumplen como escuela.
Más allá de la capacitación
Corpoandes, el Instituto
Nacional de Investigaciones Agrícolas (Inia) y el Ministerio de Agricultura y
Tierras han brindado capacitación. Sin embargo, ha sido difícil adquirir
financiamiento, comentó Rojas.
"Nosotros aquí tenemos un
área de 3.000 metros y quisiéramos tener un aula de capacitación, un ambiente
para las semillas y las herramientas", destacó.
Rojas hizo un llamado a los
entes del Estado "para que nos ayuden a elaborar un buen proyecto. El
Comandante Chávez siempre nos hace énfasis en ayudar al que produzca, más en el
caso de la agricultura urbana. No debemos llenar las ciudades de puros
edificios, esto también adorna muy bonita la ciudad".
Banco de semillas
La escuela atesora en su
incipiente banco de semillas 19 tipos de caraotas y "estamos en el proceso
de selección de semillas para hacer un banco y así no depender de las casas
proveedoras de semillas", agregó.
En este aspecto, Julio Díaz,
vocero del invernadero, explicó que otro objetivo de la escuela, adicional a la
capacitación popular, es la creación de un banco de germoplasma, "que
tiene la finalidad de producir nuestra propia semilla. Consideramos importante
no depender de las transnacionales que, con su paquete verde, junto a las semillas,
nos traen los agrotóxicos".
AVN


