Bondad,
entrega a la actividad religiosa y cientÃfica y servir al más necesitado son
algunas de las cualidades que caracterizaron y siguen resaltando la
personalidad de José Gregorio Hernández, el venerable y médico de los pobres,
nacido el 26 de octubre de 1864 en la pintoresca población de Isnotú, municipio
Rafael Rangel del estado Trujillo, en la región andina del paÃs.
A
151 años de su nacimiento, este insigne hombre es recordado con cariño y
devoción por el pueblo, no sólo trujillano, sino venezolano, que resalta en él
ese don altruista de atender al llamado de cualquier enfermo, a la hora que
fuera y sin esperar una recompensa monetaria a cambio, a lo que se suma su vida
cristiana marcada por el amor hacia el prójimo, el humanismo y la solidaridad.
En
Isnotú pasó su infancia, junto a sus padres: Benigno MarÃa Hernández Manzaneda
y Josefa Antonia Cisneros Mancilla, quienes el 30 de enero de 1865 decidieron
bautizarlo en el antiguo Templo Colonial de Escuque, hoy dÃa iglesia Niño Jesús
de Escuque, ubicada en la población de Escuque, muy cercana a su tierra natal.
La pila bautismal en la que ocurrió este acontecimiento aún se encuentra en
este templo.
En
esta bella población, ubicada a 51 kilómetros de Trujillo, municipio capital del
estado y a aproximadamente 623 kilómetros de Caracas se encuentra el
anteriormente llamado santuario y hoy dÃa parque espiritual construido en honor
a José Gregorio Hernández.
En
este parque, situado en pleno corazón de Isnotú, se encuentran el museo donde
reposan parte de sus pertenencias y pinturas alusivas a episodios de su vida,
la capilla y la plaza de los peregrinos, rodeada por más de 26.000 placas en
agradecimiento por favores recibidos, donde se encuentra la escultura de mármol
blanco, ubicada justamente sobre el piso original de lo que fue su residencia.
Este
lugar se ha convertido es una de las principales referencias turÃsticas de la
entidad andina, preferido especialmente por feligreses que de todas partes del
paÃs se acercan a venerar a quien, aun sin ser beatificado, es considerado como
un santo para muchos venezolanos, pues le atribuyen numerosos milagros.
Además
de su religiosidad, José Gregorio fue admirado por su alto nivel cultural,
profesional y cientÃfico, pues desde los 13 años, cuando dejó su pueblo natal
para partir a Caracas, demostró el interés por convertirse en un gran médico,
profesión con la que afloró su motivación de servir a los demás.
Su
formación académica fue amplia, no obstante entre los aspectos más relevantes
figura su preponderancia ante sus compañeros de estudio por sus excelentes
calificaciones cuando recibió formación, entre los años 1878 y 1882, en el
Colegio Villegas, prestigioso centro de estudios de la época en la capital de
la República, en el que obtuvo el tÃtulo de bachiller en FilosofÃa.
Asimismo,
resalta entre su formación académica el hecho de que a los 17 años inició sus
estudios en Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), y demostró
haber sido el estudiante más sobresaliente, no sólo por tener las mejores
calificaciones sino por sus virtudes personales como la honestidad y su alto sentido
de servicio.
El
29 de junio de 1888 José Gregorio se graduó de doctor en Medicina, dominando
además varios idiomas, asà como la música. En agosto de este mismo año decidió
regresar a Isnotú para cumplir la promesa hecha a su madre de volver y colocar
la medicina al servicio del más débil.
Casi
un año duró el médico atendiendo a sus coterráneos en el pequeño consultorio
provisional que habÃa establecido en Isnotú, pues en julio de 1889 recibe la
noticia sobre la posibilidad de que se vaya a ParÃs a continuar sus estudios
cientÃficos.
En
1891 regresa de Europa, trayendo consigo el primer microscopio que ingresa al
paÃs. Llega a Venezuela para iniciarse como docente y fundador de las cátedras
de HistologÃa Normal y Patológica, FisiologÃa Experimental y BacteriologÃa, de
la UCV.
AsÃ
continuó una formación académica exitosa, aportando sus conocimientos a través
de la docencia, hasta el dÃa de su muerte, el 29 de junio de 1919, cuando fue
atropellado por un automóvil, hecho ocurrido en la Pastora, en Caracas.
Tras
su muerte José Gregorio Hernández, nombrado por el Papa Juan Pablo II como
Venerable el 16 de enero de 1986, dejó un legado de hombre bondadoso que
enorgullece a gran parte de los venezolanos, quienes esperan por su pronta
beatificación.
Mientras
tanto, Isnotú conmemora todos los 26 de octubre el natalicio de este hijo
ilustre y para este lunes han sido preparadas varias misas en el transcursos
del dÃa y dos caminatas simultáneas, una que partirá desde Betijoque (municipio
Rafael Rangel) y otra desde Valera (municipio Valera) para honrar la vida y
obra del médico de los pobres.
AVN