En
promedio, al hospital doctor Tulio Carnevali Salvatierra, del Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) en Mérida, ingresaban al dÃa 360
pacientes por emergencia y, desde el 18 de febrero, cuando fue cercado por
barricadas en la avenidas Las Américas, esta cifra bajó a 78% con una entrada
promedio de 80 pacientes al dÃa. El pasado 23 de marzo se registró el número
más bajo: atendieron a 33 personas.
Este
centro sumaba unos 40 dÃas “con un asedio que ni en momentos de guerra se
produce”, afirmó su director, Ramón Nieves, quien dijo que en conflictos
bélicos se respetan las instituciones de salud, porque, “estén protestando o
no, sea guarimberos o no, sean cristianos, musulmanes o judÃos, de derecha o de
izquierda, siempre recibimos a todas las personas que necesiten atención médica
hospitalaria”.
Debido
a las barricadas, el hospital “tiene funcionamiento mÃnimo; es decir,
emergencia, cuidados intensivos, quirófano y hospitalización funcionan las 24
horas con un plan de contingencia que las trabajadoras y trabajadores, por
voluntad, propusieron”, aclaró Nieves. A este plan se suman servicios mÃnimos y
de apoyo, como ingenierÃa y mantenimiento, laboratorio, rayos X, banco de
sangre, servicio social, dirección y administración.
De las
300 personas que laboran por turno, solo trabajan 70 por dÃa, según las
guardias. “Esta situación extraña la producen unos grupitos exaltados y fuera
de toda lógica, que están haciendo protestas y a su vez están dañando a la
comunidad, a los vecinos que conviven con nuestro hospital, a las personas
ajenas a la ciudad” para ser atendidas.
Con
esta situación, según Nieves, se viola el artÃculo 50 de la Constitución, que
establece el libre tránsito, la libre convivencia y el derecho a la educación,
además de vulnerar el derecho a la salud, establecido en los artÃculos 83, 84 y
85 de la Carta Magna. “No se están pasando consultas en el área ambulatoria, ni
convalidando reposos, ni realizando exámenes de laboratorio, ni haciendo las
placas de rutina. Desde el 17 de febrero estamos” asÃ, relató.
EN SILLA DE RUEDAS
Para
llegar hasta el hospital del IVSS en Mérida se deben cruzar los viaductos. Si
se atraviesa el puente Miranda, por el Mercado Principal, se consigue con una
hilera de taxis y mototaxis que esperan al frente de la primera barricada, plantada
por el Mercado MurachÃ, donde grupos violentos quemaron la sede del Banco
Bicentenario.
Un
grupo de encapuchados vigila la entrada y salida de gente, porque La Otra
Banda, como llaman la avenida Las Américas, está cerrada por las guarimbas
desde la segunda semana de febrero. Pero por esta razón, ya fue rebautizada: la
misma gente, que vive en el sector y sale y entra a su casa a pie, la llama
“Kosovo”, porque es otra ciudad de Mérida sitiada, sin ley y sin circulación de
carros, a excepción de los camiones de gas de las empresas BusGas y Lucrigas
que pasan escoltados por motorizados encapuchados.
Pasos
más abajo de la primera barricada, donde hay bolsas de basura y levita el mal
olor, se ubica la segunda tranca, luego viene una tercera, donde hay un aviso
que dice: “Territorio independiente”, y se ubican jóvenes encapuchados con un
pote, pidiendo dinero, y en el semáforo del McDonalds está la cuarta barricada,
por donde se entra por una especie de puerta donde sólo cabe una persona a la
vez. Frente al hospital del IVSS se ubica una pila de arena, hecha con la
máquina que se robaron del urbanismo que se construye al frente y que luego fue
recuperada por la PolicÃa de Mérida.
Este
trayecto de unas cuatro cuadras lo cruzó el pasado martes Ana Contreras en
silla de ruedas, escoltada por enfermeras, ya que no dejaron pasar la
ambulancia que la traÃa desde un centro privado hasta el hospital del IVSS,
donde será operada de una fractura en el dedo pulgar de la mano derecha,
sufrida en un accidente en moto el pasado domingo.
“Me
buscaron los enfermeros de este hospital, un poco más arriba de McDonalds”; es
decir, en ese lugar hicieron relevo para ingresarla al centro de salud. “Eso
era cómico, me trajeron en silla de ruedas desde el Mercado MurachÔ, porque “no
hay paso”. Desde que está hospitalizada, “escucho en las noches: ¡¡Bum!!, pero
no mucho. No es normal, pero qué se puede hacer”, narró ayer desde su camilla
en el área de hospitalización de mujeres.
Del
otro lado, en el primer piso del hospital, se encontraba acostado Jorge
RamÃrez, de 40 años y oriundo de Santa Cruz de Mora, quien espera ser
intervenido por un tumor desde el 27 de enero. “Espero que todo pase rápido,
con el favor de Dios, para que mis familiares puedan venir a visitarme, porque
por las barricadas se hace difÃcil. Me están atendiendo muy bien” y, aunque ha
tenido calma de ese lado de hospitalización, “todavÃa no hay paso para
vehÃculos, solo llegan a pie por las barricadas. El hospital está vacÃo por
eso”.
Efectivamente,
el área de emergencia de adultos, pediatrÃa, obstetricia y traumatologÃa se
encontraba ayer desolada, mientras que en hospitalización habÃa 4 mujeres y 1
hombre.
“UN ATENTADO” A LA VIDA
Según
Nieves, con las barricadas y protestas violentas se viola el artÃculo 86 de la
Constitución referido a la seguridad social, ya que este centro entrega
medicamentos de alto costo y prótesis. “Si normalmente van de entre 160 y 180
personas diarias”, el pasado martes fueron 30 para retirar medicamentos contra
el cáncer, para trasplantes de riñón, enfermedades reumatoideas, infecciosas
graves, hormonas de crecimiento y toxina botulÃnica para quienes sufren
parálisis. Habitualmente, van 160 personas al dÃa.
Reinaldo
Sánchez, quien vive en TucanÃ, en el Sur del Lago de Mérida, viajó hasta la capital
andina para retirar las medicinas de su padre, Ramón Sánchez, quien tiene un
tumor y debe buscar las quimioterapias cada dos semanas. “Para entrar fue una
odisea, tuve que pasar obstáculos. Llegué en bus hasta Pie del Llano y me vine
caminando, subà con todos los riesgos. Creo que es algo inhumano saber que los
venezolanos están actuando, y nos involucra a todos, como seres irracionales,
porque no es racional cercar un centro de salud, esto es un atentado que se
está haciendo a la vida”, opinó.
En la
entidad, dijo Nieves, funcionan, además, cuatro unidades de diálisis: dos en la
ciudad de Mérida, una en Ejido y una en El VigÃa. “Hay problemas para entrar al
centro comercial El Viaducto, donde hay una” de ellas, ubicada en la avenida
Cardenal Quintero, uno de los focos de guarimba. “Un paciente renal necesita
tres diálisis semanales y escasamente están recibiendo una”, dijo el director,
quien explicó que estas personas han sido trasladadas a la unidad de la
Urdaneta y al Hospital Universitario de Los Andes para tratarse. “Debemos estar
en los zapatos de un paciente renal, que es una enfermedad catastrófica. ¿Por
qué tiene que suceder esto? La protesta está permitida, pero no en los términos
de violencia, asedio y sitio que tenemos nosotros en el hospital”, expuso.
HABLA EL PERSONAL DE SALUD
A pie
baja Omaira Cerrada, médica adjunta de medicina interna, a su sitio de trabajo:
“Pasamos caminando, en gomas y andando rapidito”, resumió su periplo semanal,
ya que el plan de contingencia incluye que el personal asistencial haga una
guardia de 24 horas, entrando a las 7:00 am, para evitar salir en la tardes o
noche, cuando se dan los enfrentamientos entre manifestantes y los cuerpos de
seguridad. Y luego libra una semana.
“Es
complicado tener que pasar por esas barricadas por la tensión que se vive si
pasa algún motorizado, si hay tiros, ahora mismo habÃa bombas lacrimógenas en
el viaducto. Se trabajan estrictas emergencias y para aquellos pacientes que
ameriten quedar hospitalizados y necesiten valoración, se llama el especialista
y viene”, expuso Cerrada. Ha habido casos en los cuales los médicos de guardia
hablan con los jóvenes de las barricadas para que permitan el paso de
ambulancias. “Me gustarÃa que ellos se concienzaran” para hacer “la protesta de
otra forma”, ya que “es la salud la que está en el medio”, pidió esta galena.
Magdalena
Rojas, coordinadora de Recursos Humanos del hospital, explicó que el personal
de rayos X y odontologÃa viene dÃa por medio y libra una semana. “Somos 1.010
personas” en el hospital y con el plan de contingencia garantizan la seguridad.
Cuando
permitÃan pasar motos, las personas ubicadas en las barricadas pedÃan gasolina
o dinero; en una oportunidad le lanzaron piedras a un trabajador y desde ese
momento no usan el uniforme con el logo del IVSS. “El camión de blindado no ha
podido pasar con las tiqueras del bono de alimentación, que no lo cobramos en
febrero. El lunes (próximo) entregaremos los tiques del mes pasado y marzo”,
pero en otro lugar a definir, dijo.
Según
Rosa Peña, encargada de la jefatura del departamento de EnfermerÃa, salir de
noche era riesgoso por la falta de luz y de seguridad, ya que quitaron los
postes. “Estamos trabajando 24 horas y descansamos de 7 a 8 dÃas”, ya que el
personal de enfermerÃa es, en su mayorÃa, mujeres y vive lejos, bien sea en
Tovar, Lagunillas o El VigÃa, y el terminal terrestre de pasajeros está
cerrado.
“Quiero
que haya paz, una buena comunicación, un acuerdo. ¿Cómo nos vamos a agredir
entre venezolanos? Estamos peleándonos entre nosotros mismos, es triste. Tanto
el personal y los usuarios estamos corriendo un riesgo” al trasladarse a esta
institución.
Según
el director Nieves, el hospital está brindando almuerzo y cena al personal para
cumplir con el plan de contingencia, pero “nos quedan 3 dÃas de gas comercial,
¿cómo se les da alimento a 20 pacientes hospitalizados y 70 trabajadores? El
gasoil está en lÃmite, por debajo de los 300 litros, cuando al tanque le caben
7.900 litros. Gracias a Dios, tenemos los tres grandes termos surtidos de oxÃgeno,
pero el material médico-quirúrgico y los medicamentos están limitados, porque
los proveedores no pueden entrar”, denunció.
Instó
a los sectores manifestantes a protestar, pero con respeto por los derechos del
otro: “Estamos viviendo esta situación que raya en lo insólito, en lo inhumano
y que afecta tanto a ellos como a los pacientes. Es grave”.
VOCES DEL PUEBLO
MarÃa
Dugarte, residente del sector Don Perucho.
“Debo
retirar las pastillas para la artritis reumatoidea. Me vine en el Trolcable,
agarré un bus de Ejido, me quedé en el segundo viaducto y me vine caminando
hasta acá. Me metà por donde habÃa un huequito para entrar en las barricadas.
Ya uno está como cansado, porque si es una emergencia, ¿por dónde se viene o se
mete la ambulancia?”.
Laura Andrade,
habitante de Los Llanitos de Tabay.
“Estoy
retirando medicamentos para mi mamá, Xiomara Espinoza, de 53 años y quien tiene
cáncer de mamá. Está perfecta, gracias a Dios, la operaron, se hizo la
quimioterapia y le estoy retirando el medicamento de por vida, que es gratuito.
Cada 21 dÃas le toca el ciclo. Para llegar hasta acá, dejamos el carro en el
Mercado Principal y bajamos caminando. Es complicado, porque para atender una
emergencia es más difÃcil”.
NO SE CONVALIDAN REPOSOS
Producto
de las guarimbas y barricadas, en el hospital doctor Tulio Carnevali
Salvatierra, del IVSS en Mérida, no se están convalidando los reposos médicos
para las y los pacientes que necesiten hacer los tratamientos en sus casas.
“Solo
por la dirección pasan unos 100 reposos diarios, que llevan hasta 30 dÃas, pero
aquellos de 7, 15 o 21 dÃas los convalidan los especialistas, estamos hablando
de 12 consultas especializadas en la mañana y 13 en la tarde, es decir, 25
consultorios, y cada uno ve alrededor de 20 pacientes”, explicó su director,
Ramón Nieves, quien dijo que de ese total de personas de 30% a 40% va para
convalidar reposos médicos.
Correo del Orinoco / TyF/ Annel MejÃas Guiza


