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El ánimo de trabajar y estudiar se impone 
cada mañana a las guarimbas en Mérida


El ánimo inquebrantable de los merideños por la vida, el trabajo y el estudio se impone cada mañana sobre el humo de cauchos quemados y sobre el bullicio mediático impuesto en las tardes y noches por agitadores de ultraderecha y medios privados de comunicación en la capital del estado Mérida.

Un recorrido por las avenidas Los Próceres, Las Américas, Bolívar, Independencia, 16 de Septiembre, Andrés Bello y Centenario en los municipios Libertador y Campo Elías evidencia este miércoles la disposición de familias, trabajadores y estudiantes para acometer las labores del día.

Comercios, instituciones públicas de gestión y educación, empresas privadas, transportistas, motorizados, vigilantes de tránsito y pregoneros de la prensa escrita se mueven diligentes a sus puestos de trabajo, cruzándose en algunas intersecciones viales con escombros y barricadas dejadas por agitadores de ultraderecha la noche del martes.

José Avendaño, habitante de la parroquia Lasso de la Vega, sector La Pedregosa, denuncia la presencia de agitadores dedicados a quitar las tapas de alcantarillas e impedir el tránsito vehicular en la avenida Las Américas, a la altura de la urbanización Humboldt.

"Yo quiero llamar a la reflexión a esos guarimberos que están poniendo en algunos sitios piedras de tranca para que la gente no llegue a sus sitios de trabajo y los niños no vayan a la escuela. Anoche destruyeron las vidrieras de supermercados. Invito al obispo Baltazar Porras para que la Iglesia haga un llamado de atención a estos 'guarimberos', también al ciudadano alcalde Carlos García (Primero Justicia) para que haga un llamado a la paz, que recoja a su gente que está causando daños a la ciudad", expresa.

Avendaño insta a las autoridades gubernamentales a "poner mano dura" y a recuperar la paz ciudadana en las calles de Mérida con la presencia activa de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. "No podemos seguir tolerando este desorden anárquico de algunos ciudadanos en algunas residencias", subraya.

Luis Díaz, habitante del sector Belén, llama a las personas involucradas en las actividades de agitación en contra de la constitucionalidad a reflexionar y advierte que el paramilitarismo que desea importar la ultraderecha estableciendo alianzas con el colombiano Álvaro Uribe, no debe ser tolerado por la sociedad venezolana.

"Nuestra sociedad no puede permitir alianzas con el narcotráfico y el paramilitarismo, debemos tener mucho cuidado, un Gobierno de ultraderecha traerá droga y paramilitares al país, nosotros tenemos un Gobierno que entrega poder al pueblo e intenta sacar este país adelante", refiere.

Rosa Amelia Asuaje, profesora en la Universidad de Los Andes (ULA), denuncia el asedio a estudiantes y activistas identificados con las fuerzas socialistas, por parte de grupos radicales de ultraderecha en la entidad.

"Hay situaciones de asedio que se están presentando en contra de personas y familias que están en sus casas y que no pueden ser rescatadas por los cuerpos policiales porque hay pistoleros, hay grupos armados que custodian las guarimbas en las residencias El Rodeo, Cardenal Quintero y Monseñor Chacón, y ellos argumentan cuando hacen sus guarimbas, que son protestas pacíficas", resalta la académica.

Manuel Suárez, residente del sector avenida Las Américas, refiere que los factores de agitación enfrentados al Estado y al pueblo no tienen razón, al tiempo que señala que se trata de personas imposibilitadas para el razonamiento y la comunicación asertiva.

"Son incapaces de presentar una propuesta política que ellos quisieran desarrollar como alternativa al proceso revolucionario, por eso no les queda otro camino que la violencia", subraya.

Suárez recalca que los elementos de "brutalidad, de salvajismo, de incoherencia, de falta de formación ideológica, política, social y humanista", son generados, en buena medida, por la impertinencia de la formación que ofrecen algunas universidades autónomas y privadas del país, situación que degenera el comportamiento social de la clase media venezolana.

AVN