José Luis, el carpintero mártir de La
Limonera
Ya
no podrá sembrar en el cultivo organopónico del urbanismo La Limonera, de la
Gran Misión Vivienda Venezuela, no podrá ir a leer textos polÃticos ni discutir
con sus compañeros en la sala de Batalla, no podrá saludar a sus vecinos con la
sonrisa y los “buenos dÃas” que lo caracterizaban, ni podrá darle la bendición
a sus seis hijos porque a José Luis Ponce Ordóñez, militante del Partido
Socialista Unido de Venezuela (Psuv) le dieron un tiro en la cabeza luego de
salir a defender un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) de Piedra Azul, en
Baruta.
En
dos semanas, la Brigada Agroproductiva Socialista La Limonera tenÃa previsto
cultivar cebolla. Ponce fue uno de los primeros que se involucró con el
proyecto, cuando arrancó hace dos años, y empezó a organizarse con otros
vecinos para sembrar. Sus manos cosecharon pimentón, ajoporro, calabacÃn y
tomate con lo aprendido en los cursos de agricultura ofrecidos por el Gobierno.
“Le gustaba mucho trabajar en equipo”, dice Douglas Cabello, vocero de la
brigada.
Una
vez hicieron “un experimento”, dejaron a temperatura ambiente un pimentón
tratado con quÃmicos y otro cultivado por ellos. El primero empezó arrugarse al
tercer dÃa, el segundo duró un mes. “VendÃamos productos sanos, sin pesticidas
y a precios solidarios a la comunidad”.
Douglas
lamenta el asesinato de su compañero. Con él sembraba las hortalizas en la casa
de cultivo número tres. Para la siembra de verano, cuando entierren las
plántulas de la cebolla, José Luis no estará.
Según
los testimonios, Ponce fue asesinado en la zona clase media de Monte Pino, a
unos 50 metros de la entrada de La Limonera, tras regresar del CDI de Piedra
Azul. Minutos antes le habÃan informado de un posible asedio de grupos
antichavistas a las instalaciones del centro de salud.
Padre,
carpintero, militante, luchador
Con
45 años de edad, José Luis dejó huérfanos a seis hijos, el mayor de 20 años la
menor de 6, pero también dejó un vacÃo en el resto de su familiares, amigos, y
compañeros. SostenÃa a los suyos con el producto de su trabajo como carpintero
y no se negaba a colaborar con los demás.
“Yo
era el hermano más apegado a él, vivà con él, sé lo que le molestaba: no le
gustaban las injusticias, era muy pacÃfico”, relata su hermano menor, Edgardo
Ponce, el último de diez hijos que tuvo la señora Gladys Ordóñez.
“Mañana
es el cumpleaños de mi mamá, imagÃnate el impacto que significa eso para ella,
cumplir años a cuatro dÃas de la muerte de tu hijo”, expresó.
Comunidades
de Petare, el 23 de Enero, y Santa Cruz del Este, en Baruta, lo recuerdan como
un luchador, asà como sus vecinos del barrio Los Picapiedras, quienes destacan
su capacidad para la organización. “Antes de hacer las cosas él las planeaba,
las analizaba y después las ponÃa en práctica”, resalta su hermano.
Alrededor
de su féretro se dispusieron al menos una decena de coronas fúnebres de
instituciones, amigos y familiares. Su familia estuvo sentada a su lado
llorándolo y decenas de personas fueron a despedirlo: el Presidente electo
Nicolás Maduro, miembros de la Fuerza Motorizada, de la cual formaba parte;
compañeros de la Brigada Agroproductiva, sus pares de la Milicia Bolivariana y
militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), entre ellos,
Cándida Rojas, quien además es docente en un Simoncito.
La
última vez que lo vio fue el sábado 13 de abril, cuando él se lamentó del
fracaso de una actividad para la comunidad de La Limonera: “Cónchale, cámara,
lo del Mercal que estábamos organizado se cayó”, le dijo.
Se
conocieron hace diez años, él vivÃa en Los Picapiedras, y empezaron a
organizarse. Luego José Luis Ponce impulsó la creación del Consejo Comunal La
Limonera parte Baja y compartieron discusiones en la Sala de Batalla, leÃan
desde el Manifiesto Comunista hasta Las Venas Abiertas de América
Latina, de Eduardo Galeano y más recientemente debatÃan sobre Las LÃneas
Estratégicas del Presidente Chávez.
“Nunca
lo veÃas triste, tenÃa en la cara una sonrisa todo el tiempo”, expresó. Como
era muy sociable y “tenÃa sangre dulce, las mujeres se le acercaran” y sus
compañeros de partido le advertÃan entre bromas: “Mosca, Ponce, mosca”.
Sus
vecinos lo recuerdan por sus “buenos dÃas” en la mañana, por el compromiso con
sus hijos y por ser consecuente con sus ideales polÃticos y con el trabajo
social. Como “mártir y héroe de la Patria” fue declarado por el Presidente
Maduro y se comprometió a no abandonar a su familia, a ser un padre para ellos.
A
unos metros de su féretro, frente a otro edificio de la Gran Misión Vivienda
Venezuela, estaba siendo velada Rosiris Reyes, quien también fue baleada, y
tras dos dÃas de agonÃa, murió el miércoles. Dejó tres hijas huérfanas.
Ambos
recibieron la Orden Libertadores y Libertadoras en su primera clase, de la
manos del Canciller ElÃas Jaua, quien dijo que la mejor venganza para estos
luchadores, además de hacer justicia por sus crÃmenes es que se construyan más
CDI, más escuelas y más liceos.
Aunque
los nombramientos no le devolverán la vida de su hermano, Edgardo Ponce dice
que todos los reconocimientos recibidos le dan aliento y ánimos a su familia
para no desfallecer, para seguir la lucha.
AVN


